jueves, 9 de julio de 2009

São Miguel

Las Açores, archipiélago que forma parte de la Macaronesia junto con Madeira,Cabo Verde y Canarias, constituyen un total de nueve islas. Nuestros proyectos se van a desarrollar en São Miguel, también conocida como isla verde debido a la enorme extensión de praderas utilizadas para pastos y cultivos de té, viñedos y árboles frutales.
Las Açores son islas atlánticas de origen volcánico situadas en la intersección de tres placas tectónicas: norteamericana, euroasiática y africana. En ese punto de confluencia, debido a factores geológicos, tuvo lugar el levantamiento del fondo marino, creándose un antiplano triangular llamado Microplaca dos Açores. Las islas se formaron después de la aparición del océano atlántico, por lo que nunca tuvieron contacto con los continentes. Debido a ello, a lo largo de su historia natural estuvieron muy influenciadas por el efecto isla. Este hecho propició el desarrollo de unas condiciones ecológicas únicas.

A causa de su carácter volcánico, existe una serie de condiciones que caracterizan a estas islas, además de un importante riesgo de sufrir catástrofes naturales tales como erupciones volcánicas, terremotos y deslizamientos de tierra. En São Miguel encontramos seis zonas morfológicas bien diferenciadas: volcán de Sete Cidades(1), Sistema volcánico de Picos Región(2), Volcán de Fogo(3), Volcán de Furnas(4), Volcán de Povoação(5) y complejo volcánico de Nordeste(6). Todos ellos son estratovolcanes, es decir, volcanes compuestos por gran cantidad de capas de lava endurecida, piroclastos y cenizas volcánicas. Se caracterizan por su forma cónica y perfiescarpado y en sus erupciones expulsan lava viscosa, ácida y alta en sílice.


Existe una gran distancia entre estas islas y los continentes. La más corta es 1300 km a la costa europea (Portugal), a diferencia de los 1700 km que se extienden hasta la costa americana (New Foundland). Estas grandes distancias actúan como factor limitante para la dispersión de fauna y sobre todo de flora.

La plantas, al ser organismos sésiles, sólo tienen un forma de dispersión y es a través de sus estructuras de reproducción, esto es, polen, semillas y esporas. Los mecanismos de dispersión pueden ser varios, en función del vector que actúe. Para la dispersión de semillas señalaremos dos mecanismos: la anemocoria y la endozoocoria. En la anemocoria es el viento el vector que provoca la dispersión de semillas pequeñas y poco pesadas. Las plantas que se establecieron en las islas Açores difícilmente se dispersaron desde otros lugares mediante anemocoria, ya que a través del viento las semillas no llegan más allá de los 300 km. Por tanto hay que pensar en otro vector como medio propagador de sus semillas, estos son los animales, y más específicamente las aves.

La endozoocoria es el proceso en el que los animales llevan a cabo la propagación de las semillas por ingestión de las mismas. Las aves frugívoras migradoras permitieron la dispersión de especies vegetales hasta las Açores al alimentarse de los frutos grandes y suculentos de las mismas. Por consiguiente, la distribución de la vegetación en estas islas atlánticas dependió enormemente del comportamiento de las aves migradoras. Además, las semillas más grandes y pesadas podrían haberse propagado a causa de fuertes inundaciones o tempestades que arrancaron las plantas y las llevaron mar adentro. Existe, sin lugar a dudas, otro gran propagador de especies, y este es el hombre. Desde el descubrimiento de este archipiélago, el ser humano ha introducido una enorme cantidad de plantas y animales para diferentes usos, haciendo que se establezcan especies procedentes de muy diversas partes del mundo.

El clima en las Açores es subtropical oceánico con temperatura suave y humedad elevada. La temperatura media anual es de 17,5 ºC. Existen dos condicionantes que van a determinar el clima regional, estos son la corriente del Golfo y el anticiclón de las Açores.
La corriente del Golfo, debido al movimiento de grandes cantidades de aguas cálidas provenientes del golfo de México, permite la atenuación de la temperatura en las islas. Cabe destacar que la calidez de estas aguas traen hasta las costas açorianas a Physalia physalis, o carabela portuguesa, hidrozoo de la familia Physaliidae que con su vela gelatinosa puede ser impulsada por los vientos, las mareas y las corrientes marinas a través del océano.

El segundo condicionante, el anticiclón de las Azores, es una célula de convección subtropical de altas presiones que se encuentra en el hemisferio norte. Este anticiclón permite la distribución de vientos calientes y húmedos que van a amortiguar las temperaturas en las zonas del interior insular. Este hecho va a determinar la fisiología de las plantas propias de la Laurisilva, haciendo que carezcan de mecanismos de adaptación a heladas y temperaturas negativas y por tanto puedan utilizar la energía para otras funciones. Las plantas adaptadas a zonas temperadas tienen, por tanto, un mayor y más rápido crecimiento. Sus hojas son, además, más largas y finas por lo que la eficiencia en la fotosíntesis será mayor.


Todo esto nos permite determinar que la temperatura no actúa como factor limitante para la vegetación de las Açores. Cabe preguntarse, por tanto, cuál es el factor que determina la vegetación. Y ello nos lleva a pensar en el viento. Los vientos constantes e intensos desecan las hojas y brotes más expuestos, provocando un efecto podador. Debido a ello, en las zonas montañosas donde el viento actúa mas intensamente, se dará una carencia de árboles, siendo más común encontrar formas arbustivas e incluso rastreras.

Los vientos traen consigo, además, el efecto Foehn. La precipitación horizontal resulta ser bastante importante para la distribución de la vegetación de las zonas montañosas. Esto permite que haya una elevada y constante humedad, sobre todo en la ladera sur montañosa. Es por eso que en estas zonas húmedas destaca la abundancia de briófitos, pudiéndose observar una amplia cobertura de Sphagnum spp.

Por tanto, las condiciones climáticas extremas que van a limitar y determinar el crecimiento de la vegetación y la estructura de los ecosistemas son: vientos de más de 100 km /h, la precipitación horizontal y las lluvias torrenciales.Tales limitaciones van a determinar las especies existentes, ya que solo se desarrollarán aquellas que son capaces de sobrevivir. La especie dominante en estas condiciones es el cedro-do-mato (Juniperus brevifolia), que con su rápida germinación y regeneración de las comunidades tras una perturbación tiene ventaja frente a otras especies.

Algunos ejemplos de comunidades modeladas por las condiciones extremas son: Cedro-louro (Juniperus-laurus), Cedro-acevinho (Juniperus-Ilex), Cedros con turberas (Juniperus-sphagnum).

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